Me gusta pensar que mi experiencia puede servir a otros, por un lado los propietarios de cafeterías para que nunca dejen de mejorar, siempre se puede y no tiene que costar un riñón y por otro a los usuarios, para que no nos conformemos y busquemos lo mejor, en atención y servicio, el mercado se mueve por nosotros así que ¿por qué no decir que es lo queremos?.
El otro día paseando me apeteció un café, buscaba un sitio con wifi, y dí con uno, pero la cafetería de al lado me gustó más, tenía un toque setentero que me atrajo. Así que, de un taconazo le dije adios mentalmente al Wifi de la competencia. Pedí un manchado en taza, la palabra "machiatto" brotó de mis labios cual plegaria, pero la respuesta fué "¿perdón?", así que lo acompañé de un bollito y me deleite con el entorno. El camarero fué muy atento dándome indicaciones de sitios para visitar y dónde parar a comer y antes de irme, pregunté por el aseo, "al fondo a la derecha", "no falla" pensé. Abrí la puerta, aseo de planta rectángular, en dos estancias, separados el lavabo del inodoro, cierro la puerta a mis espaldas sin problemas y doy dos pasos hacia el inodoro, pero... ¡sorpresa! La estancia del inodoro es sólo para el inodoro, al abrir la puerta me doy cuenta de que no hay espacio de paso, y o me apretujo contra la pared y el inodoro o bajo la tapa del bater y salto encima para cerrar la puerta. Como soy escrupulosilla, lo de bajar la tapa lo descarté y opté por pegarme a la pared y cerrar la puerta, de milagro porque si llego a estar embarazada ni de coña. El siguiente trámite fué planear la estrategia a seguir para poder usar el inodoro y alcanzar el papel después, porque no había forma de sentarse en aquel inodoro de frente, había que sentarse de lado y el papel se quedaba detrás, por lo que hice acopio de papel y seguí a lo mío. Con lo agradable que era el sitio... mentalmente le bajaba la nota a categoría de aseo público infumable, mientras pensaba en como os contaría la experiencia y si deciros el sitio en cuestión para poneros sobre aviso. Para salir, vuelta a pegarme a la pared y al inodoro para poder abrir la puerta. Tenía que lavarme las manos, menos mal que había jabón en el dispensador, pulso el mando del grifo y ¡chof! Toma chorro a presión incontrolable del que no puedo escapar porque la pared pegada a mi espalda no me da opciones, salpicándome a traición toda la camisa "vale, solo es agua pero ¡joder!". Entre la salpicadura y que el chorro en cuestión dura dos microsegundos, tengo que plantearme como darle otra vez al mando para quitarme el jabón y evitar la ducha involuntaria. Me apaño y voy a secarme, le doy al pulsador del secador y... ¡no funciona! Y por supuesto, no hay toallitas de papel...
Gijón, Café La Espuela, aseo rectangular que no da la mínima. Cuidado damas no cabréis por el hueco de la puerta y el inodoro y además os ducharéis gratis. La solución a esto es muy simple, solución barata dónde las haya, ¡quitad la puerta! y poned un grifo monomando, decidle adios al secador y poned toallitas o más fácil llamad al servicio técnico.
martes, 10 de julio de 2012
Un aseo con manual de instrucciones
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